¿Cómo resolver conflictos en los matrimonios?

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Por Helena Calderón de enfoque a la familia

Una nueva experiencia, una nueva etapa en la vida se inicia cuando decidimos unirnos a un ser querido para compartir de nuestra total existencia en sueños, añoranzas y anhelos de felicidad con ese otro ser que amamos. Este es el instante en que aflora la ilusión y se abre el camino en el que todo parece "color de rosa". Sin embargo, hay que tener presente que son dos personas distintas que deberán acoplarse y adaptarse mutuamente, para vivir en verdad el amor jurado como "eterno e incondicional".

Sabemos que esto no es nada fácil y que lo que han de aportar cada uno en la pareja será indispensable para el logro de sus objetivos. Hay que tener presente, que como ocurre en la mayoría de los matrimonios, no estamos exentos de conflictos, pero que frente a esta realidad, debemos resolver los problemas de una manera adecuada. Llegar a ser personas que reconozcamos las diferencias de la mejor manera, cuidando la integridad del otro/a y aceptando la existencia de factores que no se pueden cambiar.

Actuar con tolerancia, debe ser una de las primeras leyes a cumplir a la hora de resolver los problemas. Se debe tener claridad que lo que marca la diferencia en una relación, no es lo que se espera de la pareja, si no lo que uno/a mismo/a puede aportar. Sin duda alguna, este será el modo de lograr el crecimiento de ambos, lo que se reflejará en una mejor calidad de vida.

Al hablar de cómo solucionar conflictos, es importante mencionar que la comunicación es la base fundamental. No sólo vista como una adecuada disposición de hablar, escuchar, sino como el ejercicio permanente de compartir inquietudes, vivencias, objetivos, proyectos y en general el día a día.

Un matrimonio que anhela seguir amándose para toda la vida, que a pesar de los malos tiempos deciden estar juntos, deben partir por tener un corazón respetuoso desde donde broten palabras positivas, abundantes y amorosas.

Para esto les brindamos una lista de sugerencias acerca de cómo resolver conflictos sin herir a la persona amada:

1. Identificar y focalizar el problema

Identificar y focalizar el problema requiere de un gran ejercicio: el diálogo. Expresar lo que se siente de forma permanente va a permitir entrar en un proceso de madurez en el cual la pareja pueda detectar cual es el problema. Lo contrario a este ejercicio es la acumulación de situaciones difíciles que no permiten saber con claridad que es lo que está pasando. En ocasiones, es posible encontrarse luchando contra aspectos que se creen es el problema, pero que no son más que los síntomas.

2. Buscar el lugar adecuado y el momento oportuno

Dejemos que el primer estallido del enojo pase. Es probable que si se habla en ese momento, se digan cosas de las cuales luego haya que arrepentirse. El momento oportuno es aquel cuando lo peor del conflicto pasó. Será necesario encontrarse a solas, de preferencia fuera de casa y en un lugar agradable para ambos.

3. Aprender a estar en desacuerdo sin pelear

Una buena comunicación, hará posible que se cumplan los objetivos de construir la relación. Un conflicto no significa necesariamente una pelea o estar en desacuerdo con la pareja. Muchas veces esto indica que existen dos seres pensantes y deseosos de compartir sus ideas. Aquí el elemento principal será siempre el respeto. Si no se practicó antes, debemos comenzar de manera respetuosa y amable a exponer las opiniones sin necesidad de humillar, ridiculizar o criticar.

4. No buscar culpables, sino soluciones

Se debe atacar el problema, no el uno/a al otro/a. Por lo general un ataque mutuo puede afectar más la relación y ser preámbulo para otra mayor. Tampoco busquemos la manera de herir a nuestra pareja. El problema es real y debemos buscar una solución sin herir los sentimientos del otro o la otra, más aún cuando ya no tenemos argumentos para defender nuestra posición. Las soluciones han de ser propuestas concretas de nuevas conductas para ambos. Procuremos proponer la nuestra en primer lugar.

5. No pretender tener la razón

Siempre hemos de incluirnos como parte del problema, ya que en una pareja ambos comparten permanentemente las responsabilidades. Esto permitirá que si nosotros/as ya tenemos la solución, la expongamos en el momento oportuno como una de las posibles salidas, recordando que no ha de ser la única.

6. Elegir una posible solución

Luego de un largo proceso de comunicación, en los cuales se debe atravesar varias etapas hasta lograr una madurez, hay que buscar las soluciones que sean saludables en términos físico-emocionales para todo el entorno familiar. Se debe intentar siempre rescatar los elementos positivos existentes. El aprender a solucionar las diferencias se inicia siempre con un sentimiento de humildad.
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