Su partida al hogar celestial

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El día 7 de de Febrero a las 11:30 de la Mañana, yo me encontraba orando Dios puso en mi corazón la fecha del 21 de Febrero. Yo escribí la fecha y escribí en la Biblia que algo sucedería ese día. No tenia idea de lo que iba a suceder.

El domingo 17 de febrero amanecer lunes 18 tuve una revelación. En la revelación me vi que terminaba de cruzar una amplia avenida, y estaba apunto de cruzar un gran río para pasar al otro lado.

Era un río caudaloso, pero con un agua limpia y con mucha corriente. Yo no se nadar, pero tenia que pasar al otro lado. Cuando me quite la sandalia y puse el pie en la orilla para empezar a cruzar el río caminando(no se como lo iba cruzar, porque era hondo, limpio, pero con fuerte corriente, pero en mi no había miedo) y cuando puse el pie en el agua oí una voz que hablo detrás de mi, y me voltee para mirar quien había hablado, y vi que del otro lado de la Avenida que yo había cruzado un hombre muy alto acababa de descender del cielo y tenia un megáfono y dijo:

He venido de parte de Dios a traer un mensaje para ti. Así te dice el Señor: "Me llevo a Samuel conmigo. Esta es una prueba que te he permitido pasar para probar tu Fe y tu amor por mi. Vienen cambios grandes en tu Ministerio, y tu ministerio nunca mas será igual". Aquel hombre se quedo por unos segundo callado como si tuviera recibiendo algunas instrucciones, y luego volvió hablar y dijo: "Así te dice el Señor: "No te dejare sin hijos. Te volveré a bendecir y te daré un hijo y ese será muy saludable".

Al día siguiente le conté la revelación a mi esposo, y ese mismo día Samuel se puso grave de muerte. Desde ese día lunes hasta el jueves estuve con mi hijo sin despegarme de El. El dolor de madre era muy agudo, pero por encima de ese dolor, Dios me dijo: "Quiero que me cantes". Solo me venían a la mente cantar: Tu Fidelidad, Yo te doy gracias, El Señor es mi pastor y Alzare mis ojos a los montes" . Con toda mi alma cantaba, pero mis ojos parecían que había un manantial de tantas lágrimas. Creo que fue la prueba de Fe más grande en la que he sido sometida.

El jueves de esa semana era el 21 de Febrero. Ese día fue un día diferente a todos los demás. Yo había experimentado muchas tristezas, pero ese día era una tristeza diferente. Era algo profundo. Era tan profunda que yo le dije al Señor: Yo se que hoy es el día". A las 12:30 PM. La maquina indicaba que su cuerpo no recibía mas oxigeno. Me fui a una habitación que le llaman Sterne Zimmer( La habitación de las estrellas) esa habitación es para los padres pasar con su hijo los últimos minutos. Como a las 7:00PM había que tomar la decisión de quitarle la maquina. El Señor me decía entrégamelo!. Cuando a Samuel le quitaron la maquina en mis propio brazos, Yo no sabia que hacer. Yo misma quise darle de mí propio oxigeno, entonces lo apreté de mi pecho, y solo salía dentro de mi sollozo decir: Jesús, Jesús, Jesús.
Quizás muchos me juzgaran y pensaran: y donde estaba su Fe? o talvez dirán pero si Dios dijo que se lo entregara pues no hay que darle tanta vuelta al asunto!. Saben mis amados? si usted nunca ha perdido un hijo, no diga nada, mejor diga Dios líbrame!. Por que aunque se vaya para la presencia de Dios, el dolor de perder un hijo no se compara con ningún otro dolor en la tierra.

En la habitación había una puerta grande en Cristal y la tapaba una cortina, y mientra con mis ojos cerrados yo lloraba, yo vi que una luz como si fuera un rayo fugaz venia descendiendo del alto cielo a una velocidad que no puedo describir. Esa luz penetro por ese cristal y cubrió a Samuel y en el momento que lo cubrió, Samuel dio un respiro profundo y su cuerpo quedo sin vida. Todo fue tan rápido que fue como en un cerrar y abrir de ojo. Yo solo se que sea lo que haya sido me dejo fortalecida en ese momento.

Como le dije antes, la muerte de un hijo es el dolor más terrible que un padre y una madre pueden sentir, Es como si te sacaran el alma y te dejaran sin nada. Es algo donde las palabras estarían demás. Es un momento en el cual uno no sabe que decir, y por lo tanto es mejor quedarse callado. Ahí no vale teología, ni sermón, ni mucho menos que le recuerden a uno donde se encuentra ese ser querido. Uno sabe donde esta. Si el perder a los padres duele, pues el perder a un hijo no tiene comparación.

Si usted tiene la oportunidad de consolar a una madre o a un padre le diré que el mejor consuelo que esa persona necesitaría seria una abrazo suyo y saber que cuenta con usted. No le vaya aplicar un mensaje de teología porque todo tiene su tiempo. Hay personas que por querer consolar, lo que hacen es que desconsuelan. Por ejemplo evite las palabras como: No te preocupe que ya vendrán otros hijos. O no te preocupe que tu esta joven, o pero por que tu esta triste porque tu sabe que el esta en cielo, y si Dios se lo llevo el sabe porque se lo llevo". Eviten todo eso en ese momento, porque aunque parezcan palabras con buenas intenciones, no son apropiada por el momento, y si usted nunca ha perdido un hijo, por favor entonces hable lo menos que pueda.

Lo mejor que usted puede hacer es estar presente, dar un abrazo, brindar una mirada comprensiva, dar una palmadita en la espalda, y por favor no sea rápido en criticar o juzgar. Ese es un momento para hacer lo que dice la Biblia: "Llorar con los que lloran", y después que todo haya pasado si puede hacer algo por los doliente háganlo. Pero por experiencia propia ese dolor y esa aflicción solo se calman con el tiempo y es Dios quien puede quitar esa aflicción. La perdida de un hijo nunca se olvida. Cada hijo es especial y ninguno puede llenar el vacío que dejo el otro. Los otros hijos si pueden traer nuevas alegrías y nuevas esperanzas a nuestra vida. Pero cada hijo es especial.

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